domingo, 10 de abril de 2011

BIENVENIDA

De bienvenir y otras atrocidades parecidas, se jacta el ser humano. Con abrazos interminables y pseudas palabras emotivas, que hacen de toda llegada, un escalofriante momento.
los individuos recuerdan casi siempre, el último encuentro. Entre neblinas de memoria, el que recibe dice que fue en Castelar, grato y bajo la lluvia, mientras el visitante se lo acuerda en una tarde aburrida bajo el sol de Hurlingham. Ambos repasan que fue de sus vidas en momentos que el destino los puso lejanos. Hasta acá, las bienvenidas personales.
Las grupales suelen ser peores: “Damas y caballeros bienvenidos a la trigésimo cuarta reunión anual del club del Tupperware, es una alegría enorme ver sus caras otra vez” La pregunta es ¿por qué?  ¿Para qué? Si una persona va con algún motivo a cierto lugar, que lo cumpla y listo, sin tanta perorata. Esas vueltas son las que hacen que nuestra vida tenga cada vez menos sentido.
Las bienvenidas más fieras, son las sorpresas. Y para peor, seguramente la persona no desea ser bienvenida y menos aún, a un lugar donde de ninguna manera quisiera haber asistido.
Bueno, hoy me encuentra la vida escribiendo alguna gilada para un lugar donde no quisiera estar, pero el destino me trajo. Pido a los autores que se ahorren los abrazos recibidores y las palmadas de cotillón. Suelo sentirme más a gusto en lugares que aberren mi presencia. Comodidad que me han regalado los años de asistir a lugares de los que soy ajeno. De hacer lo que quieren los demás. En fin, que han resuelto por mí, incinerar mi cerebro de la manera más gratuita.
Para los lectores no me queda más, que abrirles la puerta de este blog abrazándolos virtualmente de corazón. Esperando de alguna u otra manera, que se sientan gratamente bienvenidos y que tal recibimiento de una vez por todas, les termine por quemar lo poquito sano, que queda de su cerebro.

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